Por todos es conocido que el deporte es salud y la actividad física en sus múltiples variantes es beneficiosa en cualquier etapa de nuestra vida. Cuando se trata del embarazo el ejercicio toma una posición aún más relevante.
Durante este estado es importante realizar actividad física de forma regular que nos ayudará a tener más energía, a oxigenar nuestro cuerpo y a prepararlo para afrontar una ganancia ponderal relativamente rápida así como adaptarse a un nuevo centro de gravedad. Durante los meses de embarazo el ejercicio deberá ser planificado por un profesional que nos guiará y ayudará en qué tipo de ejercicios podemos o no podemos realizar teniendo en cuenta que la práctica de deporte no perjudica ni a la madre ni al bebé, es más, tiene numerosos efectos beneficiosos. A continuación te vamos a dar unos consejos para la realización de ejercicios durante el embarazo:
- No entrenes al máximo de tus posibilidades físicas, ya que es conveniente no pasar de un 70 por ciento de tu capacidad para evitar el sofoco o malestar
- La hidratación es muy importante, bebe mucha agua durante el ejercicio
- El tiempo máximo recomendado para un entrenamiento es de una hora, de hecho se recomienda realizar 30 min de ejercicio moderado a intenso unos 3 días a la semana
- Recuerda ingerir carbohidratos antes y después del ejercicio
- Son preferibles ejercicios aeróbicos de bajo impacto (andar, correr, bicicleta estática, natación, aerobic, yoga o pilates) a los de alto impacto o aquellos con riesgo de pérdida de equilibrio o riesgo de traumatismo abdominal (equitación, ciclismo, esquí, escalada). Revisa tu ritmo cardiaco para no sobrepasar las 140 pulsaciones.
- El entrenamiento de fuerza también es muy seguro y necesario en el embarazo, ayuda a aumentar el metabolismo basal y a mejorar la posición corporal.
- Los ejercicios deben centrarse principalmente en los músculos alrededor de la pelvis, el core, las piernas y los brazos
La doctora Alejandra Herrera, especialista en ginecología y obstetricia en Hospiten Estepona apunta que “existe numerosa evidencia científica acerca de los beneficios del ejercicio físico en el embarazo tanto a nivel psicológico, físico (disminución de la incidencia de ciática, dolor lumbar, mejoría de la capacidad respiratoria) como a nivel de enfermedades del embarazo ya que el ejercicio físico realizado de forma regular permite disminuir la incidencia de preeclampsia (hipertensión arterial), diabetes gestacional, así como de crecimiento uterino retardado y desprendimiento prematuro de placenta. Es más, puede y debe ser iniciado desde el primer primer trimestre sin ningún temor. Pero es que además, la práctica de ejercicio físico rutinario durante el embarazo no sólo prepara nuestro cuerpo para los cambios físicos que acontecen durante el mismo, sino también para el parto y el postparto. El ejercicio actúa mejorando la movilidad de nuestra pelvis (ayudando a que el feto se coloque en la posición adecuada y evitemos cesáreas por malposición fetal), aumentando la fuerza de nuestro suelo pélvico (haciendo que los pujos de parto sean más efectivos y evitando la aparición de incontinencia y prolapso en el postparto) y preparándonos tanto psicológica como físicamente para una maratón tan intensa como es el trabajo de parto y la recuperación tras el mismo”.
Es importante tener en cuenta que si durante un entrenamiento experimentas mareos o náuseas debes consultar con tu ginecólogo, será quien mejor valore si existe algún problema o si el ejercicio no es el adecuado a tu estado físico. En el caso de que exista alguna enfermedad o dolencia, así como alguna patología relacionada con el embarazo deberás consultar con tu ginecólogo siempre antes de comenzar a realizar cualquier tipo de ejercicio físico.